Instinto de construcción: La idea de que nuestros antepasados pudieron haber movido piedras para construir muros y prevenir inundaciones tiene sentido desde la perspectiva de la supervivencia. La construcción de estructuras para protegerse de amenazas naturales como inundaciones puede haber sido crucial para la supervivencia de las comunidades.
Conexión con el trabajo físico: La actividad de mover piedras implica un esfuerzo físico, y hay evidencia de que la realización de tareas físicas puede liberar endorfinas y proporcionar una sensación de logro y satisfacción. Esto podría haber contribuido a la sensación de felicidad asociada con la acción de tirar piedras.
Herencia evolutiva: A lo largo de la evolución, los comportamientos que contribuyeron a la supervivencia y reproducción tienden a ser transmitidos a través de la herencia genética. Si la acción de mover piedras estuvo relacionada con la supervivencia, es posible que ese impulso o satisfacción asociada haya persistido en la actualidad como parte de nuestra herencia evolutiva.
Analogía con la construcción: La satisfacción derivada de la construcción, ya sea moviendo piedras o participando en proyectos arquitectónicos más avanzados, es evidente en la sociedad moderna. La construcción de edificaciones y estructuras sigue siendo una parte fundamental del progreso humano, respaldando la idea de que la actividad de mover piedras tiene raíces profundas en la historia evolutiva.
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